Pepenando tunas

Desde el verano le estuve echando ojo a un nopal enorme que crece en el jardín de una casa vacía, a unos pasos de donde vivimos nosotros.

Cuando lo vi lleno de flor me emocioné, pensando en que seguramente daría tunas y ahora que regresamos de Hong Kong descubrí que había estado en lo correcto: el nopal estaba llenos de tunas  =)

A los pocos días de llegar, cuando íbamos de vuelta a casa, Ulises me pidió que me detuviera para recoger una tuna que estaba acomodada sobre la bardita que rodea la propiedad. Obvio que detuve el coche y nos bajamos por esa tuna rosa amarillento que parecía sonreirnos desde su bardita soleada.

Cuando nos asomamos al jardín de la casa, vimos que el suelo alrededor del cactus estaba lleno de tunas, y no parecía demasiado difícil recogerlas, aunque íbamos a necesitar alguna herramienta para alcanzarlas.

Pero antes de organizar la operación de rescate de tunas, decidimos probar la que habíamos encontrado: ¡estaba deliciosa! Pequeñita pero dulce, dulce.

Así que dos o tres días después salimos por la tarde armados con un recogedor, una pinza y un palo de bambú para ver cuántas tunas podríamos rescatar. 

Mi trabajo era echar porras mientras Ulises pescaba las tunas entre el pasto, yerbas y ramas del jardín abandonado. Llegando a la casa me dio curiosidad saber qué cantidad de fruta habíamos recolectado: un kilo trescientos gramos de sabor a casa.




Comments

  1. Se han te comer esa tuna aunque se espinen la mano...abrazos Vere

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