A estacão dos comboios

En Caminha tenemos una pequeña joya: la estación de tren. El edificio, que data de 1878, es similar a muchas de las paradas en poblaciones cercanas, pero la nuestra se distingue por los azulejos que la decoran.

Los azulejos con diseños geométricos que cubren la parte baja de las paredes interiores son bastante comunes, y se pueden encontrar en las fachadas de algunas casas antiguas de la zona.

Los que se encuentran en el exterior, en cambio, son unas pequeñas obras de arte, y hablaré de ellos un poco más abajo.

El nombre del maestro azulejero que diseñó los diversos páneles es Gilberto Renda, originario de Seixas, un poblado que se encuentra del otro lado del río Coura. La elaboración de los azulejos corrió por cuenta de la empresa Sant'Anna de Lisboa.

Investigando un poco más sobre la estación de tren, descubrí que hace dos años organizaron un coloquio y una serie de exposiciones celebrando los 140 años de la llegada del ferrocarril a Caminha. Aunque la estación se inuaguró en 1878, no fue sino hasta la década de los años 30 del siglo pasado que adquirió el aspecto actual.

Como se puede ver en la foto, el edificio consta de dos plantas. Antiguamente el piso superior estaba destinado para una casa-habitación, donde residía el jefe de estación, mientras que la parte central de la planta baja se mantiene como sala de espera.

A cada lado de este bloque central se encuentran sendos anexos: uno de ellos anteriormente alojaba las instalaciones del telégrafo, mientras que del lado opuesto se encuentra la taquilla.

En ambos extremos hay pequeños jardines, hoy en día un poco descuidados, pero que en varias ocasiones fueron premiados en el concurso "Estaciones Floridas", promovido por el gobierno, como muestran orgullosamente seis azulejos colocados en las paredes laterales.


Observando las veinte escenas diferentes, salta a la vista que los paneles celebran las tradiciones, costumbres y monumentos de la zona. Resulta que, en los tiempos previos al internet, servían como guía para los turistas que llegaban a la estación, mostrando lo que se podía visitar en Caminha y sus alrededores.

Aquí algunas fotos de los azulejos mostrando los lugares de interés en el conselho:

La torre del reloj vista desde la plaza.

La iglesia matriz.

Este panel muestra el puente románico de Vilar de Mouros. Hoy en día ese poblado es más conocido por alojar el mayor festival de música de Portugal.
Ésta es una de mis vistas favoritas, desde la playa de Moledo hacia el monte de Santa Tecla, ya en Galicia.

A continuación una selección de los páneles dedicados a las tradiciones y costumbres de Caminha; hay algunas que continúan, mientras que otras han pasado a la historia:

Han pasado alrededor de noventa años desde que se diseñó este panel, y el club de remo sigue reuniéndose para entrenar los fines de semana, tanto en el río Minho como en el río Coura.

Todavía es muy común encuentrar espigueiros en muchas casas de la zona; servían para almacenar productos del campo como trigo, maíz o lino, ya que su estructura ofrecía protección contra ratas y ratones.


En Caminha sigue habiendo bastantes pescadores, y cuando se camina junto a la orilla del río hay veces que se pueden ver las redes secándose. Lo que definitivamente ha cambiado totalmente es la manera de vestir.

En la actualidad los granjeros usan tractores, y las yuntas de bueyes han pasado al olvido.  

Artículo con fotos adicionales (en portugués)

En el 2016, todos los paneles fueron restaurados, y ahora se encuentran inventariados y protegidos como lo señala este letrero colocado en la fachada principal:


Para terminar les dejo con estas fotos:


Por cierto, hoy comprobamos que los trenes locales no acostumbran la puntualidad suiza.

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