Trabajo comunitario

Poco a poco hemos ido conociendo a nuestros vecinos. Como cada vez es más común en muchos de los pueblos pequeños en Portugal, la mayoría son ya personas mayores dedicadas a las labores del campo y sus hijos y nietos -incluso aquellos que viven cerca- llevan ya un ritmo de vida diferente.

A dos casas de nosotros viven Doña Amélia y su esposo, quienes son los dueños de uno de los campos justo frente a nuestra casa. En la parte superior del terreno hay varios árboles frutales, entre ellos un níspero, varios cerezos, unos manzanos y unos perales. A pesar de estar ya en su séptima década de vida, con frecuencia vemos pasar a Doña Amélia por el callejón cargando la desbrozadora a gasolina, lista para mantener a raya la hierba de su campo.

Pero en realidad quisiera platicarles de otras vecinas nuestras, Doña Lourdes y Doña Elena, quienes viven unos 50 metros calle abajo. Detrás de su casa tienen cerca de 8,000 metros de terreno donde cultivan papas, cebollas y diversas verduras. También son dueñas de otros campos, más cercanos a la carretera, donde cultivan maíz para sus gallinas. A pesar de que las dos hermanas viven de una pequeña pensión de viudez y sienten el peso de los gastos de agua y luz, con frecuencia nos comparten verduras de temporada recién cosechadas o una docena de huevos.

Hace algunas semanas, un sabadito por la mañana, Ulises y yo estábamos ocupados con las tareas normales de la casa  -recoger la cocina, tender la ropa recién lavada, aspirar la sala- cuando oímos sonar el timbre. 

Al asomarnos a la puerta nos llevamos una agradable sorpresa: eran Doña Lourdes y su hermana Elena, que traían una docena de huevos para nosotros.

Lo que nos llamó la atención fue que las hermanas traían cargando unas escobas. Cuando les preguntamos la razón por la que andaban en la calle con un implemento de limpieza, nos explicaron que iban  a limpiar uno de los lavaderos de la colonia y nos invitaron a acompañarlas.

Las hermanas se habían puesto de acuerdo con otros vecinos, Don Manel y su esposa Doña Rosa, para quitar todas las plantas del tanque y darle el mantenimiento necesario para que se pudiera utilizar nuevamente.

Ulises y yo no lo pensamos dos veces; fuimos a buscar gorra y sombrero para protegernos del sol, yo me puse un  mandil para no ensuciarme la ropa y nos pusimos en camino junto con Doña Lourdes y Doña Elena.

Como pueden ver en la siguiente fotografía, el lavadero estaba lleno de musgo, helechos, pastos y hojas secas, y el agua estaba estancada y turbia.

Lo primero que hicimos fue retirar todas las plantas del interior y del exterior del lavadero.

Después sacamos a cubetazos el  agua porque la tubería de salida se encontraba tapada y el lavadero no desaguaba por completo. La arena y el lodo que quedaban en el fondo la fuimos recogiendo con palas y escobas. También raspamos toda la arena y tierra acumulados en las juntas y las paredes interiores del lavadero.

Como pueden ver en la foto, las superficies inclinadas están hechas del mismo granito que utilizan en toda la zona del alto Minho para los marcos de ventanas y puertas o en la construcción de capillas, iglesias y muchas de las casas antiguas.


El siguiente paso fue una buena tallada con detergente y cloro (no crean que me dio mucho gusto que usaran cloro porque el agua de desecho simplemente corre montaña abajo hacia el río Coura, pero no sé de qué otra manera podrían quitarse algas y musgo de manera rápida y permanente. Y otra: mi nivel de portugués no alcanza como para ese tipo de conversaciones)

También quitamos la arena de la tubería de desagüe con ayuda de un trozo de alambre y un costal vacío, y barrimos la canaleta del deasgüe con escobas para que el agua de salida pudiera correr bien.
Por mientras Don Manuel preparó algo de mezcla y comenzó a resanar las juntas y las paredes interiores, con lo que terminó nuestro trabajo del día.

A los dos días nos fuimos a dar nuestra vuelta para ver cómo había quedado, y definitivamente se nota la diferencia:
No sé si alguno de los vecinos haya utilizado el lavadero desde ese día, como queda un poco escondido en la parte inferior de la calle no es fácil ver si hay alguien allí. Pero estoy segura de que sigue siendo utilizado.

Comments

Post a Comment

Popular Posts