La tercera es la vencida

Desde la primera vez que vinimos a Portugal, en el verano del 2018, estaba en mi lista visitar la Livraría Lello. Si no me equivoco, está catalogada como una de las librerías más bonitas del mundo; simplemente viendo la fachada dan ganas de entrar y ver, ¿no les parece?

Pero como se puede observar en la siguiente foto, ese día de agosto no era yo la única que quería conocerla: había cientos de personas haciendo fila. El primer paso era formarse para adquirir el boleto de entrada, y después era necesario esperar para poder acceder al local.

Leyeron bien: hay que comprar boleto para la librería. El local es bastante pequeño por lo que limitan la cantidad de visitantes. Además, este entrar y salir de inumerables personas supone un desgaste adicional de las instalaciones. Me imagino que buena parte de los ingresos por entradas se utiliza para el mantenimiento; pero si compras algún libro durante la visita te descuentan los 5Є de la entrada.

Regresando al verano del 2018: Ulises y yo no dudamos ni un instante en posponer nuestra visita para otra ocasión. Realmente no valía la pena estar parados por no sé cuánto tiempo en el calor para después sentirse como sardinas dentro de la librería.

Por cierto, una de las razones por la que hay tantas personas interesadas en conocer la librería es una leyenda urbana. Ésta asegura que la autora de la serie de Harry Potter, JK Rowling, se inspiró en ella para algunos escenarios de la historia. Y aunque JK Rowling vivió en Oporto  en algún momento de su vida, parece que nunca visitó la Livreria Lello.

Nuestro segundo intento fue a finales del 2020 que decidimos ir a Oporto a pasar el día. Además de la librería taníamos planeado ir a comer en un restaurante mexicano y después ir a caminar por las calles de la ciudad.

En esa ocasión tampoco entramos ya que con todo y restricciones por la pandemia había todavía bastantes personas formadas frente a la entrada y muchos visitantes en el interior. Sabiendo que podríamos regresar más adelante, preferimos mantener la distancia social e ir a callejonear.

 

Y ese más adelante se convirtió en más de un año. A comienzos del 2021 Portugal estuvo en confinamiento general, desde mediados de enero hasta principios de abril. Una vez que pasó el confinamiento  consideramos más prudente esperar otro poco viendo la cantidad de casos y sabiendo que aún no estábamos aún vacunados.
Este enero decidimos probar suerte nuevamente: si había poca gente, compraríamos nuestra entrada y ¡por fin! conoceríamos el interior de una de las librerías más famosas de Portugal.
Las fotos lo demuestran: frente a la entrada sólo estaban formados unos cuantos portugueses, y otros tantos turistas perdidos; compramos nuestros boletos y entramos a conocer este local decorado en una mezcla de Arte Déco con Art Nouveau.

La forma de estas escaleras rojas es extraordinaria con los escalones enroscándose y desenroscándose al subir a la planta alta.

Entre los detalles que me llamaron la atención fueron estos rieles incrustados en el piso de la librería. No se me ocurrió preguntarle a ningún empleado para qué se utilizaban anteriormente, aunque es fácil imaginar que en el pasado existía un pequeño vagón utilizado para transportar los libros de la bodega a la entrada. 

De hecho, me hizo recordar una librería que se encontraba cerca de mi casa cuando era niña. Si mal no recuerdo, sólo vendían libros de texto, por lo que tenías que pedir el ejemplar deseado en el mostrador, sin posibilidad alguna de siquiera acerca a una de las estanterías . A mí se me hizo una de las cosas más ilógicas posibles: ¿una librería a la que no podías entrar para ver qué te llamaba la atención, en la que no era posible hojear un ejemplar para leer un poco del texto y decidir si valía la pena continuar la lectura?

Algo que disfruté mucho fueron las portadas de los libros editados bajo el sello de la librería Lello. Aunque muchos de los títulos eran reediciones de los grandes clásicos, simplemente por el diseño se me antojaba comprármelos, jeje
Viendo las estanterías en la foto siguiente, ¿no les parece como si estuvieran en una botica, con los diferentes medicamentos acomodados en las estanterías de madera? De cierto modo no es una idea tan descabellada, jeje, para mí los libros son remedio para muchos malestares, compañeros tanto de momentos de descanso y relajación como de ansiedad o soledad...

Aunque me gustó la librería con su fachada y la maravillosa decoración interior creo que no se compara con El Ateneo, en Buenos Aires, instalada en un antiguo teatro.

Para terminar, los dejo con una foto profesional del interior de la Livraria Lello:

Photo by Ivo Rainha on Unsplash


Y también con el enlace a la Página oficial de la Livraria Lello, además un video corto (en portugués brasileiro con subtítulos en inglés) que muestra cómo estaba el interior en el 2021 -lo más notorio es el cambio del color de la escalera, que actualmente vuelve a lucir su color rojo característico.

Por cierto que también para esta entrada la tercera fue la vencida, puesto que en dos ocasiones anteriores me había sentado a escribir y no me inspiraba.


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