Molinos y más molinos, parte 2
Como comentaba en mi entrada anterior, son ya muy pocos los molinos que se encuentran en buen estado y en funcionamiento. En São Lourenço de Montaria, por ejemplo, llegaron a tener 42 molinos, cada uno propiedad de tres o cuatro familias. Hoy en día hay un solo molino en buen estado, después de haber sido restaurado hace diez años, y es utilizado por una sola familia para producir harina de maíz.
El molino de Bouça Mé, del cual les platiqué anteriormente, fue restaurado apenas en el 2019 y es de uso comunitario para los habitantes de Gondar, una aldea de la Serra d'Arga. Nosotros pudimos conocer el interior en una visita guiada organizada por la cámara municipal de Caminha, y claro que aproveché para tomar fotografías para poder compartirlas en el blog.
En la parte superior los molinos normalmente tienen un recipente grande en forma de embudo. Ahí se vacía el grano que después irá cayendo hacia las piedras que lo transformarán en harina. En la parte inferior del embudo hay un mecanismo con el que se puede controlar el tamaño de la abertura y, con ello, la cantidad de grano que va cayendo.
El grano se muele entre dos piedras de granito redondas. La que se encuentra en la parte inferior se encuentra fija. La superior -que se llama muela- está conectada con las aspas del molino, por lo que gira impulsada por la fuerza del agua. La piedra superior se va desgastando con el tiempo, por lo que debe ser reemplazada de vez en cuando. Dependiendo de la frecuencia con que se utilice el molino, la piedra superior puede llegar a durar 10 años.
Si observan bien la fotografía, frente a la caja que recoge la harina hay una pequeña rueda; ésta sirve para ajustar la altura de la piedra móvil, lo que determina qué tan fina o gruesa va a ser la harina.
En la siguiente imagen se pueden apreciar claramente las dos piedras; es un molino ya abandonado por lo que falta la caja de madera en la que cae la harina:
Normalmente las mujeres aprovechaban el tiempo que tenían que esperar -podían pasar varias horas antes de que todo el grano se hubiera transformado en harina- y la presencia del agua para lavar la ropa. Por esa razón es común encontrar un lavadero y un área de blanqueado y secado cerca de los molinos.
Hablando de molinos y harina no puede faltar una imagen de la broa, el tradicional pan de maíz y centeno. Suele servirse para acompañar un típico caldo verde, con chorizo casero, o untado con miel de la Serra d'Arga. Ya en otra ocasión les platicaré cómo se prepara.
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