Navidad 2021

Este fin de año pintaba mucho mejor que el 2020: Con más del 80% de la población portuguesa vacunada y un número de enfermos de Covid relativamente estable, las autoridades dieron luz verde a la realización de eventos culturales para festejar la temporada. Además, en Navidad tendríamos en casa a tres de nuestros cuatro hijos. Fuera del certificado de vacunación y un test negativo, no había restricciones para los viajes dentro de Europa.

El evento que inauguró la temporada navideña en Caminha fue un concierto en el teatro Valadares. Creo que en alguna entrada anterior ya les había yo comentado que Caminha tiene su propio teatro, pequeñito, pequeñito, donde se presentan conciertos, obras de teatro y hasta películas. (Aquí está el enlace a la entrada, por si quieren (re)ver las fotos.)

El día del concierto amaneció frío, lluvioso y con mucho viento; por un momento nos la pensamos antes de salir de nuestra casa calientita para estar en el teatro a las nueve y media de la noche. A decir verdad, me sigue sorprendiendo lo tarde que comienzan todos los eventos nocturnos en Portugal.

A la entrada nos pidieron nuestro certificado de vacunación, nos dieron nuestros boletos y nos pidieron que esperáramos en el lobby en lo que se preparaban los cantantes. Parece que es bastante común en Portugal que los eventos comiencen después de la hora marcada, en este caso unos quince minutos (¿O será como en las bodas en México, que la invitación siempre dice media hora antes de la ceremonia para asegurar que la mayoría de los invitados lleguen?)

Cuando entramos a la sala, me sorprendió el tamaño de la Tuna de la Academia Sénior de Caminha: sobre el escenario había más de una veintena de personas cubiertos de largas capas negras. Los músicos presentaron una serie de canciones populares, de las cuales nosotros no conocíamos ninguna, aunque la señora que estaba sentada en la fila adelante de nosotros se sabía la letra de todas, jeje.

De hecho, esa noche había más personas sobre el escenario que público sentado en las butacas: fuimos solamente 20 asistentes. No sé si habrá sido por el clima, o porque a la Tuna todavía le falta mucha práctica... Me dio mucha ternura que a medio concierto nos explicaran que, debido a la pandemia, no habían podido practicar bien todo el repertorio.

Les dejo el enlace a la página de fb del municipio con fotografías adicionales del concierto.

El siguiente evento fue la proyección de la película Fantasia, (la versión original de 1940), igualmente en el Teatro Valadares. Seguro que no soy la única a la que llevaron a verla cuando niña; en mi caso fue mi abuela materna quien nos llevó a mis hermanos y a mí a un cine en algún lugar de la colonia Anzures, si no me equivoco.

 

En esta ocaión, Ulises y yo llegamos justo a las diez de la mañana y nos sorprendió que la única persona presente era la recepcionista. En lo que esperamos a que llegara algún otro espectador, nosotros fuimos a explorar un poco el teatro; nos daba curiosidad saber si desde los palcos se tiene mejor vista del escenario. Confirmamos que los mejores lugares son la butacas de la planta baja.

Paseando por los pasillos de los pisos superiores encontramos algunos de los carteles con que antiguamente anunciaban las películas. Para nuestra sorpesa entre éstos se encontraba "Gran Hotel", protagonizada por Cantinflas, y que proyectaron el 22 de enero de 1961.

También encontramos algunos carteles promocionando los bailes populares que se llevaban a cabo en el Valadares, como pueden ver en este cartel de 1972.

Hace algunas semanas, nuestra vecina, Doña Lourdes, nos había platicado sobre estos bailes. Comenta que era muy bailadora por lo que le gustaba mucho asistir, primero de joven con sus amigas y después con su marido. De lo que entendí, la orquesta se colocaba sobre el escenario mientras que la zona de butacas se transformaba en pista de baile y los palcos se llenaban a más no poder con la gente de Caminha y los pueblos aledaños.

Pero este sábado por la mañana los únicos presentes éramos nosotros dos y una señora mayor con su nieta. Conforme avanzaba la película nos fuimos dando cuenta de la razón: no ha resistido la prueba del tiempo. A decir verdad, Ulises y yo nos preguntamos en varias ocasiones si no sería mejor salirnos. Algunas partes se nos hicieron aburridas, como la que muestra la creación del mundo hasta la extinción de los dinosaurios; otras, como el baile de las avestruces e hipopótamos, simplemente han perdido su encanto.

De hecho, la señora grande con su nieta no se la pensó mucho, y se fueron como a la mitad de la película. Nosotros nos preguntábamos que sería peor para los organizadores: tener que terminar la función con sólo dos espectadores, o interrumpir la película porque el público había salido huyendo. ¿Ustedes qué dicen?

En fin, decidimos quedarnos hasta el final pero aprovechando el tiempo para hacer un análisis de los que estábamos viendo. Una conclusión fue que realmente no es una película para niños; también hubo momentos en que nos preguntamos qué habrían estado fumando los dibujantes para crear esos diseños, jeje.

El siguiente concierto en la catedral de Ponte de Lima compensó la decepción de la película. Primero se presentó la Coral Polifónica de Teis/Vigo (como dicen los chavos, su presentación estuvo meh, es decir, no fue nada extraordinario). El papel protagónico lo tuvo un coro maravilloso, el Orfeão Limiano, fundado hace cuarenta años en la ciudad de Ponte de Lima, que presentó algunas canciones tradicionales, algunos cantos navideños y una canción contemporáneo que nos gustó mucho. Camino a casa busqué la versión original, y la verdad no nos gustó tanto como la presentada en el concierto.

Buscando información acerca del Orfeão Limiano, encontré el video del concierto en YouTube, aunque el sonido no es muy bueno.

Desgraciadamente, los eventos posteriores al 25 de diciembre fueron cancelados por la presencia de la variante Omicron y el aumento del número de casos de Covid en Portugal.

Para nosotros no hizo mucha diferencia porque estuvimos disfrutando nuestra visita. Tres de nuestros hijos, la mayor con su novio, vinieron a Portugal a pasar la Navidad con nosotros =)

 

Lo malo fue que yo pesqué un resfriado de aquellos, así que el primer día de su visita yo me quedé en casa mientras Ulises y los chicos se fueron a pasear. La primera escala fueron los Moinhos de Bouça Mé, unos antiguos molinos de agua en la Serra d'Arga que restauraron hace apenas dos años y son utilizados por los habitantes de los pueblos cercanos para moler el maíz, el trigo y la cebada que utilizan para hacer pan. De ahí se fueron a explorar Viana do Castelo, una ciudad a orillas del río Lima que nos gusta mucho por su centro histórico con muchas calles peatonales.


Después de los festejos nos tocó confinamiento: cuando Ana Pau y Danilo fueron a hacerse el test del Covid para poder tomar su vuelo de regreso a casa, el resultado de Danilo salió positivo. Así que tocó cambiar vuelos, mudarse de recámaras para cumplir con el distanciamiento y llevar cubrebocas dentro de casa. A los dos días Ulises fue el que salió positivo, pero por suerte nadie más se contagió con el bicho y los enfermos, ambos vacunados, sólo tuvieron síntomas ligeros.




 

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